No puedo evitar despues de anunciar el fatídico: "me pongo a dieta" de comer como porcino, de manera de cubrir todos aquellos manjares de los que me privaré hipotéticamente en el futuro cercano.
La última vez cayó antes de un fin de semana largo, lo que significó un jueves, viernes sábado y domingo de chocolate, pizza, sushi, entre otros.
Para el inicio de mi dieta (que obviamente estaba fijado para un lunes), me enfermé del estómago... y hasta ahí llegó la dieta.
Creo que cada vez que digo que voy a estar a dieta, subo uno o dos kilos los días antes.
Otra veces me digo a mi misma: "basta, esto no puede ser, no comeré más". Pero para que eso funcione tiene que estar acompañado de una real determinación. sino al almuerzo estaré de nuevo comiendo un helado, mientras mi mente tramposa le dice a mi conciencia que este si es el último, y que esta será la real despedida.